martes, 11 de junio de 2019

MANIFIESTO DE LA COMUNIDAD EDUCATIVA CONTRA LAS AGRESIONES

MANIFIESTO DE LA COMUNIDAD EDUCATIVA CONTRA LAS AGRESIONES

Para mí y para muchos de mis compañeros  siempre ha sido un orgullo
trabajar en el P.J. Miravent de Isla Cristina. Todos conocemos lo que  
a veces se dice sobre nuestro centro, pero, nosotros nos miramos
y sonreímos, y nos decimos unos a otros “en cuanto estén trabajando
con nosotros un año, seguro que ya no se quieren marchar de aquí”.
Año tras año se repite la misma historia: profesores a los que
les adjudicaron el Miravent como una de sus últimas peticiones,
pero que al año siguiente lo marcan como su destino preferido;
profesores para los que su máxima ilusión es jubilarse en Isla Cristina;
profesores que nunca pudieron imaginar que algún día dirían con
orgullo “yo soy del Miravent”. Hay muchos factores que contribuyen
a que esto suceda, pero el fundamental es que nos sentimos a gusto
con esa gran familia que forma el Miravent, y en la que se incluye
toda la comunidad educativa: docentes, personal de administración
y servicios, alumnado y, por supuesto también padres y  madres.

Cuando se cierra alguna de las etapas y vemos cómo nuestros
alumnos han conseguido sus objetivos, por ejemplo, el día de la
graduación de 4º de ESO o de los Ciclos o de 2º de Bachillerato,
somos todos los que junto a nuestros alumnos subimos a recoger
sus diplomas: sí está claro que los que suben son ellos, pero
tanto padres como profesores nos sentimos orgullosos y exclamamos
“pero qué magníficos que son nuestros niños”.
Es por todo esto que no puedo más que expresar la gran pena que
me producen los dos sucesos que este año han ocurrido en nuestro
centro: me refiero tanto a una agresión física de una madre a
una profesora, como a una agresión verbal y amenaza de un padre
a un profesor. Los dos profesores son ejemplos claros de lo que  
antes comentaba: profesores que dan testimonio del espíritu del
Miravent, que han hecho de nuestro centro su forma de vida,
que sienten que el instituto lo es todo para ellos, y que siempre
han pensado que todos formamos una gran familia.

 ¿Cómo se han sentido cuando les ha pasado lo que acabo de referir?
Evidentemente mal, muy mal. No es sólo el hecho de la agresión, sino
el sentimiento de  que los tuyos te han fallado, que aquellos en los
que tú confiabas se pueden convertir en tu peor enemigo, que esos
ideales que creías que compartías con la comunidad educativa a lo
mejor eran una simple ilusión, que no todos estábamos unidos en la
gran empresa de formar a nuestros hijos-alumnos. En ese momento,
y con razón, uno empieza a sentirse injustamente tratado,  a pensar
que está solo, que los demás no pueden entender por lo que están
pasando, que todos miran para otro lado. Por parte de muchos sé
que no es así, y creo que esos profesores cuentan con el apoyo de
más personas de las que ellos imaginan. Pero también creo que se
necesita el apoyo de todavía más personas, y que o empezamos a
tomar conciencia de lo que está pasando e intentamos cambiar las
cosas, o ese gran sueño que fue y es el Miravent dejará de serlo para siempre.